Moments of the World March

Bueno. Soy Rubén Camacho. Vivo en Mendoza, en la ciudad. Participo en el movimiento humanista desde hace 20 años. Es una fortuna para mí participar. La Marcha Mundial ha tenido para mi un significado esperanzador, no sólo conmigo, sino poder llevar esta experiencia  al entorno. Es algo que me ha pegado muy fuerte porque he tenido la fortuna de estar con su mentor, vamos a decir así, cuando vino a proponer la Marcha. Y fue un momento … es cómo que el futuro se abrió a otra posibilidad, a otra opción. Entonces yo la elegí voluntariamente, y la propuesta la llevé a otros, gente que desconocían totalmente quiénes éramos y qué hacíamos. Em, los meses fueron pasando, la Marcha se nos venía, la marcha se nos venía. Comenzó la marcha, y comenzó la realidad. Comenzó una realidad distinta. Algo que habíamos planificado con tanto cariño comenzó a ver la luz. [se emociona]. Y bueno, participé en lo que pude, lo poco con mucho cariño y con mucha esperanza, sobretodo con los chicos jóvenes, que son lo que más dificultades tienen para encontrar un camino, y que a través de la marcha vieron un hilo de esperanzo y ahí comenzaron otros camino para ellos también, que uno mismo se lo fue a llevar. Y  eso es bueno porque es como que están esperando que alguien lleve algo, y los jóvenes lo toman con tanto entusiasmo que uno no sabe que más hacer. Porque ellos parece que lo hicieran todo solos; se entusiasman tanto y le dan tanto para delante que uno se queda admirado. Entonces eso da esperanza porque es un mundo que ellos también están buscando. Cómo así como lo enseño uno en algún momento se les presenta como una realidad completa. La Marcha Mundial es un hilo de esperanza, un hilo de esperanza, y es una semillita, es una semillita de conciencia noviolenta, que es a lo que aspiramos como buenos humanistas, y queremos que todo el mundo, que todo el mundo tenga esa esperanza y pueda aportar en lo más mínimo, que ya es mucho. Y eso es lo que puedo decir.